"¿Es una fiesta de colectividades?", preguntó en voz alta un hombre que paseaba con su familia en el parque 9 de Julio. "No, señor. Hoy la comunidad andaluza celebra el día de la Virgen del Rocío. Aunque bien podría ser un festejo multinacional, porque este día hay que compartirlo con el que quiera unirse al festejo", le explicó Cristina Rodríguez de García, presidenta del Centro Andaluz Federico García Lorca, que estuvo a cargo del encuentro. Sucede que ayer, el riguroso verde del principal pulmón de San Miguel de Tucumán se tiñó con los múltiples colores de las llamativas vestimentas típicas de Andalucía, de Asturias y de agrupaciones gauchas e italianas.
Por la tarde pasaron unas 1.000 personas por la Casa de la Cultura, que se encontraron con cantos y sabores típicos de España. El aroma de las 15 paelleras también fue atrayendo -cual potente hechizo- a los cientos de comensales. Debajo de unos floridos árboles estaba Isabel Ramírez de Bustamante, la cocinera del arroz a la valenciana (con pollo) y de la paella con mariscos. "Aprendí de mi abuela y de mi tía. Es un arte que me ha llevado a ganar un premio en la Expo Rural en 2007. Y eso que no soy chef", confesó la andaluza, que revisaba constantemente las 12 enormes sartenes.
La romería -así se denomina a esta fiesta católica- comenzó por la mañana, con la tradicional Misa Rociera en la parroquia Medalla Milagrosa. Luego se realizó una procesión con la imagen de la Virgen del Rocío, desde la parroquia hasta la sede del festejo. "Ayer (por el sábado) estaba frío y gris. Casualidad o no, en todas las fiestas de la Virgen del Rocío sale el sol. Un sacerdote me dijo que a la Virgen le gusta pasear... Ahí la explicación", comentó Rodríguez de García, mientras agradecía la colaboración de las 70 personas que estuvieron en la organización.
A las 13.30 comenzaron a subir al escenario de la fiesta andaluza distintos grupos y artistas locales, como Priscila Portillo -ataviada con un traje con vuelos, flores y una pañoleta con bordados- o el siciliano Franco Mangarella, que devolvía los pedidos de su público con tarantelas o canciones de Enrico Caruso. Esta apertura de expresiones culturales, también fue motivo de la visita de las agrupaciones gauchas "Fortín gaucho Virgen Generala" y "Nuestra Señora de Luján". "Somos amigos de la institución organizadora, porque los dos grupos somos devotos de la Virgen. Hoy es lo que nos une entre tanta gente", contó Juan Suárez, que llegó a caballo junto a los otros integrantes del Fortín.
Un país de por medio
A un costado del escenario, preparando sus gaitas y los demás instrumentos, los músicos del Centro Asturiano de Tucumán se alistaban para iniciar su presentación. Las mujeres llevaban faldas de paño, chaleco, mandil adornado con pasamanería y el distintivo pañuelo en la cabeza. Ellos, con camisa blanca, chaleco, pantalón corto y medias largas. "Los asturianos somos del norte de España y los de Andalucía son del sur. Aunque tenemos todo un país de por medio, somos unidos. Además, somos los dos únicos centros de comunidades de España en Tucumán", dijo Roberto Fanjul, a punto de interpretar sobre el escenario una Jota (un tipo de danza) con sus seis compañeros de la agrupación.
Los vestidos con lunares tampoco faltaron en esta típica fiesta española. Las integrantes del grupo de baile del Centro Andaluz representaron con sus movimientos los múltiples matices de la danza española. Una pequeña niña con volados y flores en la cabeza, llamada Julieta Yubrín Ross, bailaba junto a su madre, Romina Ross, un característico flamenco. En ese baile se podían resumir las historias de los inmigrantes y de la herencia ibérica que se lleva en la sangre.